La fotografía fue una parte esencial en la vida de Joaquín Sorolla, tanto en su vida personal como en su carrera profesional. El fotógrafo Antonio García Peris, un valenciano crucial en la vida del “maestro de la luz”, fue su apoyó y mentor, además de convertirse en su suegro. Sorolla comenzó trabajando como iluminador en las fotografías de García Peris. Esta fascinación de Sorolla por la fotografía fue el tema central de la conferencia dictada por el fotógrafo José Aleixandre titulada “Sorolla, el pintor con mirada de fotógrafo”, presentada por el periodista Julio Monreal en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
Aleixandre explica que desde la aparición de la fotografía, los pintores han utilizado este arte como una herramienta encubierta para sus obras de arte, como un boceto. Grandes artistas como Toulouse-Lautrec, Degas, Gauguin o Picasso recurrieron a la imagen fija en su trabajo. Sin embargo, lo excepcional de Sorolla es que no ocultaba su pasión por la fotografía, como lo demuestran las más de 6.000 instantáneas que el Museo Sorolla de Madrid conserva hoy en día.
Aleixandre destaca el vínculo de Sorolla con la fotografía desde sus inicios, gracias a su relación personal con Antonio García, padre de su esposa Clotilde. Sorolla aprendió y absorbió las técnicas fotográficas de su suegro, desde el control del color, las sombras, hasta los contrastes.
El fotógrafo explica que aunque Sorolla no era hábil con la cámara, viajaba siempre con su hijo y una pequeña cámara con la que capturaba personajes. Lamentablemente, las fotografías realizadas por su suegro se perdieron, ya que fueron vendidas para fabricar alumbrado.
El legado fotográfico de Sorolla nos muestra una perspectiva única del artista y su influencia en su obra pictórica. Su pasión por la fotografía enriqueció su visión artística y dejó un impacto duradero en el mundo del arte.