En el mundo de la política, la propaganda siempre ha sido una amenaza para la democracia. Los políticos en campaña recurren a ocultar, exagerar e incluso mentir para persuadir a los votantes. Sin embargo, ahora nos enfrentamos a un nuevo fenómeno preocupante: la propagación de desinformación generada por inteligencia artificial.
Antes de la aparición de las herramientas de inteligencia artificial generativa, la desinformación ya era un problema en las democracias. Sin embargo, el avance tecnológico en IA genera preocupación sobre cómo las campañas de desinformación pueden aumentar en las próximas elecciones de 2024, en países como Estados Unidos, Gran Bretaña, India, Indonesia, México y Taiwán.
Es importante entender lo que cambian y lo que no cambian las herramientas de IA generativa. La cantidad de desinformación puede multiplicarse drásticamente, convenciendo a un gran número de personas para que voten de manera diferente. Además, los deepfakes, es decir, contenido falso hiperrealista, pueden influir en los votantes antes de que se pueda desmentir. Por último, el uso de la inteligencia artificial permite la microfocalización, inundando a los votantes con propaganda altamente personalizada.
A pesar de estas preocupaciones, existen razones para creer que la inteligencia artificial no destruirá completamente el experimento de la democracia. Los votantes son difíciles de convencer y muchos tienen una actitud escéptica. Sin embargo, la confianza en los procesos electorales puede verse afectada si las personas comienzan a dudar de todo.
En conclusión, la inteligencia artificial está cambiando el juego de la desinformación política. Con un mayor volumen, mayor calidad y mayor personalización de la propaganda, es importante que los ciudadanos estén alerta y sean críticos con la información que reciben. Fuente: The Economist.