En el paisaje agrícola de Axarquía, España, se encuentra una humilde vivienda de finales del siglo XIX que ha sido sometida a una rehabilitación integral. La Casa Engawa, como se le conoce ahora, era inicialmente una infravivienda con problemas de salubridad y falta de recursos higiénico-sanitarios. Sin embargo, el arquitecto ha decidido preservar esta construcción como parte del patrimonio rural de la región.
La intervención arquitectónica se ha centrado en la consolidación estructural de la vivienda, especialmente en la cubierta que amenazaba con desplomarse. Se ha utilizado una subestructura de hierro para reforzar las vigas de madera debilitadas por la carcoma. Además, se ha respetado la distribución interior de la vivienda, pero se ha apostado por la rehabilitación de los espacios mediante la aplicación de materiales que se camuflan en una atmósfera atemporal.
En cuanto a los materiales utilizados, se han empleado baldosines catalanes y azulejos cerámicos vidriados en color negro. Estos materiales no solo brindan una estética cálida y acogedora, sino que también contribuyen al aislamiento térmico del interior de la vivienda, lo que resulta en un mayor confort para los habitantes.
La Casa Engawa se divide en dos zonas: una más íntima, que incluye el baño, el zaguán y el dormitorio, ubicada en la cara este de la vivienda; y otra más pública, que alberga el salón/taller y la cocina, orientada hacia el oeste. Esta diferenciación de espacios se enfatiza con un diseño interior que busca crear ambientes acogedores, basados en la materialidad, la luz y el confort.
El resultado final es una vivienda que conserva su carácter centenario y su conexión con el entorno rural, pero que ha sido adaptada a las necesidades actuales de comodidad y seguridad. La Casa Engawa es un ejemplo de arquitectura sostenible que respeta y valora el patrimonio local.
Fuentes:
– Proyecto de arquitectura: FORarquitectura
– Fotografías: Juanca Lagares