El arte de capturar recuerdos: Fotógrafo gallego y gallega ganan premios Quijote

El arte de capturar recuerdos: Fotógrafo gallego y gallega ganan premios Quijote

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Capturar el mundo a través de una lente no es una tarea fácil. A pesar de la amplia disponibilidad de dispositivos móviles capaces de tomar miles de fotografías, muchas de ellas terminan siendo simplemente archivos olvidados en la memoria de dichos dispositivos. Selfies fallidos, imágenes borrosas por el viento o fotografías de fiestas que no capturan nuestra mejor versión no se pueden comparar con verdaderas obras de arte creadas por profesionales que guardan recuerdos enlatados para siempre.

Los premios Quijote, otorgados por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Castilla La Mancha (Afocam), ponen en valor esta forma de capturar y preservar pequeños fragmentos del mundo. El gran ganador de la gala de este año fue Víctor Martínez, también conocido como Pichero, un fotógrafo gallego que capturó el arduo trabajo de las mujeres marisqueras y se hizo merecedor del premio Quijote de Oro. Sus instantáneas tienen un toque especial que se resume en un simple cambio de perspectiva.

En lugar de fotografiar a las profesionales desde arriba, Pichero convirtió su cámara en un ser marino que las observa desde abajo, a punto de ser atrapado por las redes que utilizan para trabajar. Para lograr estos ángulos inusuales, el fotógrafo pasa tiempo con las marisqueras y conoce su día a día, adentrándose en el agua y acompañándolas en su búsqueda de los mejores ejemplares.

El otro galardón fue para Flora Iglesias, una fotógrafa de Ribeira, cuya instantánea de una novia rianxeira amamantando a su bebé fue premiada por su espontaneidad. La imagen, capturada minutos antes del evento, muestra un momento emotivo, el llanto de un niño que demanda alimento, y el fondo está decorado con cuadros pintados por el abuelo de la novia.

Estos dos profesionales demuestran cómo la fotografía no solo es una forma de capturar imágenes, sino de contar historias y transmitir emociones. Con su habilidad para cambiar el punto de vista y capturar momentos espontáneos, Martínez e Iglesias han dejado una marca en el mundo de la fotografía.